“Es mucho más interesante suscitar lo invisible a partir de lo visible que intentar inútilmente visualizar lo invisible”
Esta frase de Rohmer dicha en el marco de una fervorosa discusión con Pier Paolo Pasolini en torno al cine prosa versus el cine poesía allá por los años ’60, es quizás una de las que más representa e identifica su cine.
Un cine enmarcado en la realidad, contado en tiempo presente , con personajes cotidianos en situaciones “banales”, donde –sin embargo y como sin quererlo-busca siempre ir más allá de las apariencias.
Rohmer, quizás o sin quizás, fue –es- narrativa y formalmente- el más puro representante de los preceptos esenciales de la nouvelle vague: presupuestos acotados, pequeños equipos de trabajo, rodaje en exteriores y sets reales e historias donde son los personajes más que el guión quienes conducen la trama de la aventura vital.
Eric Rohmer nos dejó hace unos días. Otro caminante que se nos va…
Es otro amigo que nos deja, un amigo que ya con sus 89 años seguía sorprendiendo por su espectacular jovialidad. Pero así como Ingmar Bergman, Rohmer cumplió.
Los dos, con estilos e intensidades diferentes, lograron plasmar lo que tenían para decir, para decirnos a través de este tan complicado arte e industria que es el cine.
Un saludo entonces para el Maestro y ¡gracias!
La mejor manera de mantenerlo vivo con nosotros es viendo sus películas, pensando y discutiendo sus reflexiones, y seguir peleando por hacer nuestro propio cine.
Respecto a las ideas y el cine de Rohmer, se podrá estar de acuerdo o no con ellas, podrá o no gustar su cine, pero lo que es seguro es que abre la cabeza.
“Lo que me irrita, lo que no me gusta del cine moderno, es el hecho de reducir las personas a su comportamiento, y pensar que el cine no es más que un arte del comportamiento”
“No creo que el cine moderno sea necesariamente un cine donde deba sentirse la cámara (…) yo no creo que la distinción entre cine moderno y cine clásico resida en esta afirmación. (…) Para mí, existe una forma moderna de cine de prosa y de cine “narrativo”, donde la poesía está presente, pero no buscada de antemano: aparece por añadidura, sin que se la solicite expresamente”.
“Los críticos tienen excesiva tendencia a interesarse especialmente por un cine donde se nota la cámara, el autor –lo que no quiere decir que éste sea el único cine de autor- en perjuicio de otro cine, el cine de relato, que se considera de entrada como clásico, cuando en mi opinión no lo es más que el otro”.
“Cuando se preguntaba a un cineasta, a un cineasta de los años 40, por ejemplo a Jacques Becker: “¿Qué película rodaría usted si pudiera verdaderamente hacerla con toda libertad”, contestaba: “Me gustaría hacer una película sin historia”.
Hay muchas personas que son de esta opinión. Yo, en cambio, pienso que el cine puede ser moderno y contar una historia. No veo por qué el hecho de no contar ninguna historia es más moderno que lo contrario”.
“Cada vez que un artista se mezcla en política, en lugar de aportar lo que sería justo esperar de él, es decir, una visión más serena, más vasta, más conciliadora de las cosas, se encierra en la posición más intransigente, más limitada, más excesiva. Impulsa al encarcelamiento, a la “massacre”, a la destrucción, desconoce la indulgencia, la tolerancia, el respeto al adversario. Es normal, como decía Platón: el que está hecho para exaltar las pasiones de los hombres no puede ser más que un mediocre moderador”
“El arte no es un reflejo de su tiempo: le precede. No debe seguir los gustos del público, sino adelantarlos. Debe permanecer sordo a las estadísticas y a los gráficos. Debe desconfiar especialmente de la publicidad como de la peste, incluso de la más inteligente. La publicidad es el virus número uno del cine. Lo falsea todo, lo estropea todo, incluso el placer del espectador, incluso el juicio de los críticos. Hay que negarse a entrar en su juego. Se me dirá que es imposible o que la única salida es rodar films de amateur. Bueno, es lo que yo hago, o casi”.
Declaraciones recogidas por Jean-Claude Biette, Jacques Bontemps y Jean Louis Comoli. Cahiers du Cinema. Nº 172, 1965
Algunas de sus películas -que a nuestro juicio- son de las más interesantes:
Cuento de otoño (1998)
Cuento de verano (1996)
Cuento de primavera (1989)
El amigo de mi amiga (1987)
El rayo verde (1986)
Pauline en la playa (1982)
La mujer del aviador” (1980)
El amor después del mediodía
La rodilla de Claire (1970)
Mi noche con Maud (1969)
La Carrière de Suzanne ·Serie: Seis cuentos morales (1963)
Comentarios