Nos parece interesantísima esta propuesta llevada adelante por Miguel Lagorio desde la Cinemateca, y vaya desde aquí nuestro apoyo, difundiendo el taller y convocando a quienes nos visiten a inscribirse en él.
INTRODUCCIÓN A LA CRÍTICA
CINEMATOGRÁFICA
Objetivo del curso: Conocer distintas corrientes, estilos y
personalidades de la crítica cinematográfica mundial. Introducir a los
participantes en el estudio de la crítica cinematográfica. A este curso seguirán
próximos talleres tendientes a articular un conocimiento teórico-práctico que
contribuya a la formación de nuevos críticos cinematográficos.
Metodología de trabajo: Leer y discutir una pluralidad de críticas y
análisis publicados a lo largo de la historia. Cotejar esos textos con las
películas que analizan y comentan.
6 de julio al 31 de agosto// sábados de 14:00 a 17:00
Sala 2 de Cinemateca Uruguaya (Lorenzo Carnelli 1311)
Coordinador: Miguel Lagorio
Inscripciones: Lorenzo Carnelli 1311 //Administración de 12:30 a 17:30 o
en boletería de las salas en horario de exhibición.
Tel: 24195795
cinemat5@chasque.net
migomex@gmail.com
Por qué ir a un curso de crítica cinematográfica Muchos seguramente se pregunten para qué un taller sobre crítica
cinematográfica, cuando lo que paga es hacer publicidad de las películas
industriales, bajo el barniz de ser "crítico". Tal vez ello
ocurra porque la cinefilia parece ser un fenómeno en extinción. A veces ni siquiera los estudiantes de cine e incluso ¡hasta algunos "realizadores" de cine!, son cinéfilos.
Pero las modas al final aburren, y entre tanto vacío siempre uno se encuentra con gente que se apasiona por el cine, que le entusiasma discutir sobre un autor, sobre el lenguaje que un cineasta nos propone.
Hace años encontramos en "La novela" de Guy de Maupassant, escrita en 1887, la mejor definición sobre lo que debería ser un crítico. Él se refería al crítico literario, pero como verán, vale también para el crítico cinematográfico, teatral... en fin, para la labor de la crítica.
"Es preciso que, sin prejuicio alguno, ni opiniones preconcebidas, sin ideas de escuela, sin compromisos con ningún grupo de artistas, comprenda, distinga y explique las tendencias más opuestas, los temperamentos más contrapuestos, y admita las más diversas búsquedas del arte.
Así pues, el crítico que tras Marion Lescault, Pablo y Virginia, Don Quijote, Las amistades peligrosas... El rojo y el negro... etc, se atreva a escribir "Esto es una novela y aquello no lo es", me parece que está dotado de una perspicacia que se asemeja mucho a la incompetencia.
Por lo general, este crítico entiende por novela una aventura más o menos verosímil, dispuesta como una obra teatral en tres actos, de los que el primero contiene la exposición, el segundo la acción y el tercero el desenlace. Este modo de componer es absolutamente admisible pero a condición de que se acepten todos los demás.
¿Existen reglas para escribir una novela, fuera de las cuales una historia escrita debiera llamarse de otro modo?
¿Si don Quijote es una novela no lo es también El rojo y el negro? ¿Puede establecerse una comparación entre Las afinidades electivas de Goethe, Los tres mosqueteros de Dumas, Madame Bobary de Flaubert, El Señor de Camors de Feuillet y Germinal de Zola? ¿Cuál de estas obras es una novela?
¿Cuáles son las famosas reglas? ¿De dónde proceden? ¿Quién las ha establecido? En vrtud de qué principio, de qué autoridad y de qué razonamientos? (...)
Lo que debería hacer un crítico inteligente es buscar aquello que se parece a las novelas ya escritas y estimular todo lo posible a los jóvenes para que emprendan nuevos caminos. (...) El artista lo intenta y triunfa o fracasa.
El crítico sólo debe apreciar el resultado con arreglo a la naturaleza del esfuerzo; y no le asiste el derecho a preocuparse de las tendencias (...). Discutir el derecho que asiste a un escritor para hacer una obra poética o realista es quererlo forzar a modificar su temperamento, recusar su originalidad y no permitirle utilizar la visión y la inteligencia que le proporcionó la naturaleza."
Pero las modas al final aburren, y entre tanto vacío siempre uno se encuentra con gente que se apasiona por el cine, que le entusiasma discutir sobre un autor, sobre el lenguaje que un cineasta nos propone.
Hace años encontramos en "La novela" de Guy de Maupassant, escrita en 1887, la mejor definición sobre lo que debería ser un crítico. Él se refería al crítico literario, pero como verán, vale también para el crítico cinematográfico, teatral... en fin, para la labor de la crítica.
"Es preciso que, sin prejuicio alguno, ni opiniones preconcebidas, sin ideas de escuela, sin compromisos con ningún grupo de artistas, comprenda, distinga y explique las tendencias más opuestas, los temperamentos más contrapuestos, y admita las más diversas búsquedas del arte.
Así pues, el crítico que tras Marion Lescault, Pablo y Virginia, Don Quijote, Las amistades peligrosas... El rojo y el negro... etc, se atreva a escribir "Esto es una novela y aquello no lo es", me parece que está dotado de una perspicacia que se asemeja mucho a la incompetencia.
Por lo general, este crítico entiende por novela una aventura más o menos verosímil, dispuesta como una obra teatral en tres actos, de los que el primero contiene la exposición, el segundo la acción y el tercero el desenlace. Este modo de componer es absolutamente admisible pero a condición de que se acepten todos los demás.
¿Existen reglas para escribir una novela, fuera de las cuales una historia escrita debiera llamarse de otro modo?
¿Si don Quijote es una novela no lo es también El rojo y el negro? ¿Puede establecerse una comparación entre Las afinidades electivas de Goethe, Los tres mosqueteros de Dumas, Madame Bobary de Flaubert, El Señor de Camors de Feuillet y Germinal de Zola? ¿Cuál de estas obras es una novela?
¿Cuáles son las famosas reglas? ¿De dónde proceden? ¿Quién las ha establecido? En vrtud de qué principio, de qué autoridad y de qué razonamientos? (...)
Lo que debería hacer un crítico inteligente es buscar aquello que se parece a las novelas ya escritas y estimular todo lo posible a los jóvenes para que emprendan nuevos caminos. (...) El artista lo intenta y triunfa o fracasa.
El crítico sólo debe apreciar el resultado con arreglo a la naturaleza del esfuerzo; y no le asiste el derecho a preocuparse de las tendencias (...). Discutir el derecho que asiste a un escritor para hacer una obra poética o realista es quererlo forzar a modificar su temperamento, recusar su originalidad y no permitirle utilizar la visión y la inteligencia que le proporcionó la naturaleza."
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