por Adriana Nartallo
El 14 de julio es una fecha recordada por todos, marcada por
la fabulosa significación que tuvo la toma de la Bastilla.
Pero más allá del hecho histórico y su significación, a los
amantes del cine nos queda en la retina, en la emoción profunda, lo que el arte
nos aporta como placer estético, como reflexión, muchas veces como referencia
moral y principios de vida.
Fue así como en los años 80, a fines de la dictadura,
Cinemateca nos abrió los ojos al mundo del cine y el teatro de Ariane
Mnouchkine (fundadora del Teatro du Soleil) con sus maravillosas puestas en
escena en los films “1789” y “Moliére”.
Pero para gente cinéfila como nosotros el 14 de julio también
es una fecha para celebrar el nacimiento del quizás más imponente cineasta que
haya dado la historia del cine.
Sí, claro. Los que nos conocen saben que nos referimos a Ingmar
Bergman.
Y muchos nos preguntan. ¿Por qué es tan importante Bergman?
Y la respuesta es simple: porque es esencial.
Porque como nadie que hayamos conocido hasta ahora ha
planteado los conflictos humanos universales, esos que le pasan a todo el
mundo, en cualquier país, en cualquier época, de manera tan profunda y, por
otro lado tan simple, tan en su estado puro.
Los temas de Bergman son la angustia existencial, el
silencio, la ausencia de Dios o su presencia indeseada como, por ejemplo, una
araña detrás de un vidrio oscuro; el infierno cotidiano al que se someten las
parejas tras su aparente estabilidad; la incomunicación entre los seres y la
locura; las conflictivas relaciones entre padres e hijos; la humillación del
artista que necesita vender su arte para sobrevivir.
Muchos dicen que el cine de Bergman “es difícil”. Lo es, si
se entiende por “difícil” a alguien que te habla en serio, sin eufemismos de
temas profundos y complejos, que a veces cuestan asumir en nuestra vida
personal. Pero las tramas que plantea son de una extrema simpleza.
Para referirme a Bergman citaré a otro nórdico, el danés
Carl Dreyer*, definiendo la esencia del cine, que es lo que en verdad consiguió
Bergman con sus films:
“La esencia más íntima del cine es una necesidad de verdad”;
“Tenemos que utilizar la cámara para suprimir la cámara”.
Dreyer destacaba de las películas norteamericanas su aporte
en tres elementos esenciales: el primer plano, la elaboración de los tipos de personaje y el realismo. Pero a
esa verosimilitud, a esa credibilidad le faltaba algo: lo que le faltaba era el
alma. El “film de arte sueco” ha hecho
suyas esas cualidades del cine norteamericano pero desechando sus defectos.
“”Las figuras que pueblan los mejores films suecos son tan
vibrantes que casi podemos sentir su pulsación. Así, estas películas se han
convertido en imperecederas, como los buenos libros a cuya lectura se entregan
generaciones sucesivas…”
*Carl T. Dreyer. Reflexiones sobre mi oficio”. Ediciones
Paidós, 1997.
Les dejamos aquí algunos links a algunos de los más indispensables films de Ingmar Bergman:
VERGÜENZA:
https://www.youtube.com/watch?v=HlyUC_pnL3c
GRITOS
Y SUSURROS: https://www.youtube.com/watch?v=1a8Jh-rtSQg&list=PLzAca0VQoGvPe2mQIYhYaIihNV4DIUpyI
EL SÉPTIMO SELLO
FRESAS SALVAJES (CUANDO HUYE EL DÍA)
EL SILENCIO
PERSONA
VERGÜENZA
GRITOS Y SUSURROS
Comentarios