Carl Dreyer (Dinamarca. 1889-1968) es un director
danés considerado uno de los más importantes en la historia del cine europeo.
Aunque su primera película fue “El presidente”
(1920) y en 1924 realizó “Mikael”, el propio Dreyer destaca “La pasión de Juana de Arco” y “Vampyr”
como sus primeros films, dos
exquisitas obras en su puesta en escena y tratamiento visual.
Renée Falconetti como "Juana de Arco" |
Otros títulos de Dreyer ”Dies irae”, “Gertrud”, “Ordet”, no nos han
resultado tan convincentes, pero el aporte mayor que ha nuestro juicio ha
realizado este director ha sido a nivel teórico.
Dreyer consideraba al cine como un arte bien diferente al teatro.
El teatro es el arte de lo falso y "la esencia más
íntima del cine es una necesidad de verdad". Según él, "tenemos que
utilizar la cámara para suprimir la cámara".
Por esa razón estaba en contra de la utilización del maquillaje en los
actores, la construcción de escenografías en lugar de filmar en escenarios
reales, la “prolijidad” del sonido de estudio, y la dicción y estilo
interpretativo de actuación.
Pero, a diferencia de lo que podría suponerse, Dreyer desconfiaba del
naturalismo –no sólo desde el punto de vista de la actuación sino también desde
la fotografía, el uso del color, el sonido, porque consideraba que el realismo no era un
arte en sí.
“Hay que arrancar la película del yugo del naturalismo”.
Para él, la renovación artística del cine se podría conseguir a través de
la abstracción. Es decir, que el artista logre abstraerse de la realidad para
reforzar el contenido espiritual de su obra, ya sea de orden psicológico o
puramente estético. “El arte debe describir la vida interior, no la exterior”. “Hay
que conducir suavemente al espectador hacia nuevas vías”
He aquí algunas reflexiones que nos aproximan más a su pensamiento
(Reflexiones sobre mi oficio”. Carl. T. Dreyer. Editorial Paidós, 1997).
Sobre el actor y los
personajes
“El rostro del actor es el todo del cine. Un texto, un
pergamino que hay que descifrar (tal arruga...), para la cámara es tanto un
cuadro (una superficie, un paisaje) como un escondite: su desnudez extrema,
bajo la torsión del ángulo de la toma, duplicada por la vuelta de tuerca
suplicante del cuadro, tropieza definitivamente con el tope infranqueable de la
película y de la piel`”.
Cabe destacar que en “La pasión de Juana de Arco”,
los actores –desconocidos o no profesionales- trabajaron con el rostro natural,
sin maquillaje.
Para Dreyer, “lo importante no es sólo captar las
palabras que se dicen, sino también los pensamientos que están detrás de las
palabras”, a través de las expresiones más sutiles de sus actores.
El cine color
"El cine no
tendrá la oportunidad de convertirse en arte desde el punto de vista del color,
hasta que haya conseguido liberarse completamente de la opresión del
naturalismo. Sólo entonces los colores tendrán la posibilidad de expresar lo
inefable, aquello que no se puede explicar, sino sólo presentir. Sólo entonces
los colores podrán ayudar al cine a levantar cabeza en el mundo de lo abstracto
que, hasta hoy, le ha sido vedado. " (pág.86). “Debe crear en color”
La responsabilidad del director de cine
"Los directores de cine tenemos
una gran responsabilidad. Nos compete la tarea de elevar al filme del plano de
la industria al plano del arte. También tenemos que emprender el trabajo con
seriedad, desear algo, arriesgar algo y no saltar el muro por donde es menos
alto. Si no queremos que el cine se inmovilice en tanto que arte, hay que
buscar la manera de hacer películas que lleven la marca de un estilo y de una
personalidad. Sólo así podremos esperar la renovación." (pág. 60)
Comentarios