Novena parada: Montevideo - Barrio Nuevo París
Llegamos puntualmente a las 14hs a la Escuela Nº 292 de Nuevo París y múltiples actividades de lectura estaban ocurriendo en diferentes clases. Pero no por la filmación, como nos aseguró la directora, sino porque siempre lo hacen.
La jornada se hizo cortísima y como era de esperar, cuando la escuela cerró sus puertas a las 16 hs (es una escuela de tiempo completo), nos quedamos por un par de horas más con gurises, vecinos, maestra y directora, para completar las entrevistas.
En la experiencia de Biblioteca solidaria llevada aquí nos encontramos con dos sorpresas muy interesantes.
Por un lado, la presencia de policías comunitarios que semanalmente van a leer a las clases. No sólo se sienten muy bien haciéndolo sino -nos contaban- que ha ayudado a mejorar su relación con las familias del barrio, e incluso a acercarse a éstas a partir de problemáticas que les han expuesto los niños.
La otra sorpresa fue encontrarnos con un grupo de adolescentes, egresados el año pasado de la escuela, que conformaron un equipo de lectura que concurre todas las semanas a la escuela.
Excepto una de sus integrantes, al resto no le gusta leer para sí mismo, pero le encanta ir a leer a la escuela para hacerles sentir a los niños lo que a ellos cuando el año pasado les iban a leer: "felicidad".
Cuando insistimos con la pregunta de por qué no les gustaba leer para sí, uno de ellos confesó: "porque me hace sentir solo".
Es parte de una realidad social compleja, que a quienes no padecemos integrar familias disfuncionales nos cuesta comprender.
Llegamos puntualmente a las 14hs a la Escuela Nº 292 de Nuevo París y múltiples actividades de lectura estaban ocurriendo en diferentes clases. Pero no por la filmación, como nos aseguró la directora, sino porque siempre lo hacen.
La jornada se hizo cortísima y como era de esperar, cuando la escuela cerró sus puertas a las 16 hs (es una escuela de tiempo completo), nos quedamos por un par de horas más con gurises, vecinos, maestra y directora, para completar las entrevistas.
En la experiencia de Biblioteca solidaria llevada aquí nos encontramos con dos sorpresas muy interesantes.
Por un lado, la presencia de policías comunitarios que semanalmente van a leer a las clases. No sólo se sienten muy bien haciéndolo sino -nos contaban- que ha ayudado a mejorar su relación con las familias del barrio, e incluso a acercarse a éstas a partir de problemáticas que les han expuesto los niños.
La otra sorpresa fue encontrarnos con un grupo de adolescentes, egresados el año pasado de la escuela, que conformaron un equipo de lectura que concurre todas las semanas a la escuela.
Excepto una de sus integrantes, al resto no le gusta leer para sí mismo, pero le encanta ir a leer a la escuela para hacerles sentir a los niños lo que a ellos cuando el año pasado les iban a leer: "felicidad".
Cuando insistimos con la pregunta de por qué no les gustaba leer para sí, uno de ellos confesó: "porque me hace sentir solo".
Es parte de una realidad social compleja, que a quienes no padecemos integrar familias disfuncionales nos cuesta comprender.
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