Con independencia de las creencias
religiosas –nosotros no las tenemos- las iglesias representan un lugar ideal
para el recogimiento, y por esa razón, siempre nos han atraído.
En ellas encontramos la belleza plástica de
sus líneas, el peso de una convicción que conmueve, y a veces un cierto aire misterioso,
que cuando logramos captarlo no deja de sorprendernos.
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