Fiat lux es una revista española de edición trimestral, que
aborda realidades y ficciones, mentiras y verdades -pero sin mezclarlas jamás- sobre
el mundo del crimen. Buena lectura, mala
prensa, es su eslogan. Presenta un cuidado equilibrio entre el periodismo
de investigación, y artículos sobre arte y cultura. Siempre ligados, de un modo
u otro, al delito.
Se han editado al día de hoy dos ejemplares y, en ambos, Daniel
Amorín ha participado como colaborador, escribiendo reseñas de películas de
género documental.
Compartimos con ustedes estos dos artículos.
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THE HOUSE I LIVE IN
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THE HOUSE I LIVE IN
ACID HOUSE
De textos, contextos y pretextos.
Daniel Amorín
Hay más estrellas
de las que se necesitan, afirma Miguelito, y Mafalda
replica: ¿de las que se necesitan para
qué?
A la pregunta mafaldiana podríamos responder con un
prudente no sé. Pero sí que sabemos desde el principio de los tiempos que hay
muchísimos más seres humanos de los que se necesitan. Hay brazos de más,
piernas de más, músculos de más, bocas y estómagos de más, y sobre todo, alguna
gente que piensa y reflexiona de más. Como Mafalda.
Nuestros antepasados resolvieron el cíclico problema con
guerras que volvían a poner las cosas en su lugar. Pero la tecnología y las
buenas costumbres lo pudren todo, y con las actuales guerras de play station se matan menos personas de
las que convendría.
Afortunadamente, en el Imperio hay seres lo
suficientemente lúcidos para buscar soluciones que se adapten a la moral y las
buenas costumbres de hoy.
¿Cómo proteger a los ciudadanos norteamericanos blancos
de los distintos usurpadores de trabajo que llegaban a bandadas? Primero fueron
los chinos, luego los negros formalmente
eximidos de su condición de esclavos, y más tarde, los mexicanos. Bastó
un poco de fina observación para encontrar la solución. Como se
sabe, todos los chinos fuman opio, todos los negros aspiran cocaína y todos los
mexicanos consumen marihuana.
Ese es el origen de las drogas ilegales -que antes no lo
eran. Y el de la lucha contra el flagelo
de la droga.
Y ese es el interesantísimo tema del documental “The
house I live in”.
A partir de una exhaustiva investigación periodística,
de abundante material de archivo, y de una gran cantidad de entrevistados desde
consumidores hasta traficantes y desde empleadas domésticas hasta jueces, el
realizador Eugene Jarecki nos entera de cómo en el país con mayor cantidad de
presos del mundo, y en el que se han invertido trillones de dólares para
combatir la droga, cómo, en verdad, ese combate no es más que un pretexto para
estigmatizar, apartar, encerrar y/o aniquilar, a los inmigrantes que
representan una amenaza para los bellos, buenos y blancos ciudadanos
norteamericanos.
Que nadie crea que se trata de una apología de la droga:
no es casual que el film cuente con un personaje recurrente, una anciana negra
cuya familia sufrió trágicamente las consecuencias del consumo y tráfico de
drogas ilegales. Pero a Jarecki le importa ir bastante más allá.
Si la ilegalidad del consumo de ciertas drogas permite encarcelar
con facilidad a inmigrantes indeseables, entonces es inevitable abordar el
próximo tema: las cárceles, que son un negocio en sí mismo, de acuerdo a la
lógica capitalista. Y Jarecki lo hace.
En ese sentido la película lleva adelante el rito del
mejor cine de denuncia: el de quitar, uno tras otro, los velos que los
interesados de siempre colocan delante del verdadero rostro de la zoociedad de consumo.
En el plano formal, la película no incluye hallazgos
narrativos o estéticos particularmente recordables. Le cabe incluso una crítica
común a otros
documentales norteamericanos de denuncia: una abundancia de
palabras sin pausas, pausas a menudo muy necesarias para procesar la
información y para que las imágenes ejerzan su milagroso poder sobre el
espectador. Pero a cambio, Jarecki desarrolla su historia no sólo con eficacia
y pulso firme, sino también con intensidad y convicción, dos vocablos que
unidos suelen dar como resultado algo muy próximo a la verdad.
Eugene Jarecki nació en Connecticut, EEUU, en 1969. En 2010 realizó el cortometraje
documental Move your money, que se
estima convenció hasta hoy a cuatro millones de coterráneos a retirar sus
ahorros de bancos norteamericanos. Sus principales largometrajes documentales
son Los juicios de Henry Kissinger
(2002), Por qué peleamos (2005), Freakonomics (2010), Reagan (2011) y, por supuesto, La casa que habito (2012).
BLACK SUN
VIAJE EN CUATRO SENTIDOS
Daniel Amorín
New York, 1978. En la noche, dos individuos entran en
una casa cercana a Washington Square y roban a su habitante, Hugues de
Montalembert, artista plástico y documentalista francés de 35 años de edad. El
botín no es satisfactorio y, por ira o diversión, le lanzan a los ojos un
removedor de pintura. Enseguida Hugues comprende que está perdiendo la vista y
con la ayuda de un amigo acude a un hospital. Todo es en vano. A la mañana
siguiente, ya está ciego.
Así comienza la historia que narra Black sun, documental realizado en 2005
por el británico Gary Tarn, pero escrito y narrado por la propia víctima.
Pero lo que motiva a Hugues de
Montalembert no es denunciar la criminalidad en New York, o la situación de los
ciegos en la sociedad, o aún menos conmovernos con su tragedia personal. A
Hugues le interesa compartir su viaje. Porque de eso se trata.
Las primeras etapas de ese viaje,
distante de cualquier amenaza de sensiblería, tienen que ver con experiencias
sensoriales: la percepción de la luz aún con los párpados cerrados; las
perturbadoras imágenes que el cerebro construye para compensar la ausencia de
imágenes reales.
Pero a medida que Hugues toma
resoluciones fundamentales -como rechazar la ayuda de las personas más cercanas
(“no hay nada peor que recibir la
protección de los demás”)- comienza a hacer otros descubrimientos, menos
personales y más inesperados. En efecto, resulta que las personas normales se sienten más desinhibidas
para contar sus intimidades a los ciegos, o para confiarles sus novias sin el
menor atisbo de celos, como si ellos fueran castrati
(“Luego de acostarse con su madre, Edipo
no se corta las bolas sino que se arranca los ojos”).
Y acaso motivado por ese
descubrimiento de un mundo nuevo, oculto para los videntes, Hugues se lanza a
la etapa más audaz de su aventura: viajar solo, preferentemente por países del
extremo oriente y sudeste asiático, donde profundiza sus experiencias y por
ende sus reflexiones sobre la humanidad.
Lo esencial es invisible a los ojos, parece
querer decirnos Hugues de Montalembert, pero ahorrándonos las plúmbeas y
moralizantes enseñanzas del tristemente célebre principito.
Este viaje, por momentos alucinante,
Hugues lo narra con voz calma y con pausas que nos permiten asimilar con
hondura cada una de sus reflexiones. Y el director Tarn elige con buen tino
privarnos de la imagen de un hombre ciego con exóticos lentes de metal que
ocultan las cicatrices en sus ojos, en beneficio de un relato visual con
imágenes propias.
No siempre la elección de estas
imágenes es igualmente inspirada. Secuencias que ilustran en forma directa el
relato, se alternan con otras más vigorosas, donde el realizador nos propone
asociaciones de ideas que elevan el nivel del documental, u otras en las que
nos sumerge en una suerte de ceguera leve, mediante un paisaje indefinido,
borroso. Pero aún cuando las elecciones de Tarn sean desparejas, debe
destacarse con énfasis el relato visual que elige, sin apelar jamás al
facilismo de entrevistar al protagonista, a pesar de que su película sea un
documental testimonial narrado en primera persona.
Es infrecuente ver un documental que,
a partir de un drama humano, personal y conmovedor, se distancie tanto del
melodrama, promueva reflexiones universales y hasta nos dé noticias de la
condición humana.
Pues eso es lo que puede verse en
este sol negro.
Sobre los autores
Hugues de Montalembert nació entre Normandía y Bretaña, Francia, en
1943. Incapacitado para volver a pintar o filmar, se decidió a escribir a
partir de su primer viaje. Eclipse, su opera prima, fue best
seller en Francia en 1982. A
éste le siguieron La luz asesinada (1985) e Invisible (2011). Hasta hoy Hugues
vive en París y continúa viajando por todo el mundo.
Nacido en Londres en 1962, Gary Tarn es compositor y realizador de
cine. Debutó con Black sun en 2005 y su segunda película es The prophet (2011).
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